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viernes, 22 de noviembre de 2013

Carta abierta a la alcaldesa Sra. Ana Botella

Nos hacemos eco de esta carta a Ana Botella que encontramos en el blog "Lejos del tiempo" 

Buenos días:
 
He visto, a través de diversas fotografías publicadas en internet, que ayer 20 de noviembre, se estaba procediendo a la retirada de las letras del Teatro Fernando Fernán Gómez, un nombre que debe permanecer para siempre en ese Centro Cultural de la Villa, como un teatro de titularidad y gestión pública, al objeto de seguir siendo referente y faro de todos los ciudadanos, que amamos la Cultura en todas sus manifestaciones, que amamos y ejercemos el pensamiento crítico, que amamos apasionadamente la Libertad, que anhelamos vivir dentro de la Dignidad y la Justicia…
 
El 21 de noviembre de 2007, el entonces alcalde de Madrid, Sr. Alberto Ruiz-Gallardón adquirió el compromiso con  Enma Cohen, viuda del genial escritor y actor Fernán-Gómez, de poner su nombre al Centro Cultural de la Villa, ubicado en la Plaza de Colón.
 
Desde nuestra combativa e histórica entidad cívica, consideramos que la titularidad y la gestión del Teatro Fernando Fernán-Gómez debe ser, ahora y siempre, pública, siendo una falacia y una comprobada mentira eso de “que la gestión privada sea un referente a imitar por su rentabilidad”.
 
En Valencia sabemos bien que es totalmente falso ese argumento de “que aumenten los ingresos y la calidad cuando se privatiza la gestión de espacios públicos”. Todo lo contrario, tal y como lo vivimos aquí desde hace tiempo.
 
Al imponerse la externalización, siempre aumenta la deuda (deuda privada que es asumida por el contribuyente, por las instituciones públicas) y se reduce notablemente la afluencia de ciudadanos que acuden, dado que baja ostensiblemente la calidad.
 
También es de una insolencia y estupidez intolerable, afirmar que la cultura es un privilegio que debe pagarse. Las burdas e indecentes declaraciones efectuadas a ciertos medios de comunicación por el anterior Delegado de las Artes, el valenciano y compatriota Sr. Fernando Villalonga Campos, demuestran que desconoce totalmente cómo funciona la administración pública española y nuestra sociedad, dado que los ciudadanos ya pagamos elevados impuestos para poder disfrutar merecidamente de servicios públicos de calidad.
 
Me imagino que el diplomático lleva demasiados años encerrado en su burbuja consular y sigue fuera de la realidad, de la verdadera realidad dinámica y angustiosa que padecemos la mayoría de españoles; por eso sus arbitrariedades y disparates cometidos en las diversas empresas dependientes del Área de las Artes, en el escaso tiempo que ha estado al frente de las mismas.
 
Resumiendo, tanto a título personal como en calidad de Secretario-Portavoz de Cercle Obert, consideramos inadmisible e intolerable que se retire el nombre de Fernando Fernán Gómez al Centro Cultural de la Villa de Madrid, dado que es una promesa oficial y firme, efectuada por el anterior alcalde de Madrid a la viuda del genial escritor y actor. El nombre debe mantenerse, si algo queda de honor y respeto por la Cultura a la Sra. Ana Botella y al resto de su equipo de gobierno.
 
Las actuaciones y declaraciones de Fernando Villalonga y su “Corte del Faraón”, demuestran que ni el diplomático valenciano ni sus hombres de confianza y supuestos expertos en dinamización cultural, conocen y respetan cómo y para qué funciona la gestión en el mundo de la cultura. Y lo digo desde la experiencia real a ras de tierra, a pie de obra.
 
Lamentamos el papel nefasto que ha jugado el Sr. Villalonga en el Ayuntamiento de Madrid, que ha convertido sus ocurrencias (supuestamente bendecidas por sus estancias en el Paraíso USA, en verdaderos disparates, demostrando su inexperiencia y su total falta de habilidad para dialogar y conocer in situ la realidad cultural de una ciudad tan dinámica, convulsa y compleja como es Madrid.
 
Los políticos deben escuchar con mucha calma y respeto a los ciudadanos y no dedicarse a imponer, totalitaria y groseramente, sus burdas ocurrencias y disparates.
 
Los políticos no pueden jugar con el dinero público y con los bienes culturales, dado que pertenecen, que son propiedad exclusiva de las generaciones presentes y futuras, tal y como señala la Jurisprudencia en diversas sentencias.
 
Es evidente que desde el mundo de la Cultura y las Artes, hay un rechazo unánime, una voz clara y firme contra todas las obscenas y oscuras maniobras, que pretenden destruir la cultura, la educación pública, limitando el acceso y disfrute a los ciudadanos madrileños, a los ciudadanos de España…
 
En nombre propio y en calidad de Secretario-Portavoz de Cercle Obert, quiero hacer llegar a la Sra. Alcaldesa de la Villa de Madrid, nuestra oposición frontal a las disparatadas ocurrencias que impulsó el Sr. Fernando Villalonga, dado que únicamente incrementarán el ya conocido y vertiginoso desprestigio que arrastran todas las instituciones de Madrid.
 
Y advertimos que tampoco vamos a tolerar que se cambie el nombre al Teatro Fernando Fernán-Gómez, ni que se privatice la gestión del citado espacio cultural madrileño.
 
Saludos desde Valencia en el sexto aniversario del fallecimiento del genial actor y escritor Fernando Fernán-Gómez
 
 
Valencia, a 21 de noviembre de 2013
 
CERCLE OBERT DE BENICALAP

jueves, 21 de noviembre de 2013

INGENUA CARTA A LA SEÑORA ALCALDESA DE MADRID


Alfonso Lara, director y actor de la función que actualmente se está representando en la Sala II del Fernán Gómez - Centro Cultural de la Villa ha escrito esta "Ingenua Carta a la Alcaldesa de Madrid":

Sra. Alcaldesa,
Me llamo Alfonso Lara Alonso y nací en la ciudad de Madrid, el 30 de Mayo de 1968. Me gusta pensar que, por esa casualidad del destino, conservo en mis venas algo de esa sangre revolucionaria, de aquella imaginación al poder, un soplo de la utopía que luego fue –como sucede siempre- comprada y devorada pero que iluminó al mundo al menos unos días. 
No soy, pues, francés. No. Soy de La Ventilla. Barrio madrileño obrero y popular donde los haya–es obvio que en un sentido radicalmente diferente al que usted lo es-. Popular, quiero decir. 
Casualmente me encuentro junto a mi compañía actuando en el todavía municipal, aunque puede que me equivoque, Teatro Fernán Gómez. Representamos una maravillosa obra llamada El divorcio de Fígaro, montaje que hemos pagado de nuestro bolsillo y por el que un día, y tras un arduo camino, se interesó Miguel Munárriz -ya cesado- y con él, ese espacio público. Este texto, visionario, comprometido –como su autor- con el pueblo, con la humanidad, se representó hace cuatro o cinco años en París en La Comédie Française, teatro público francés por excelencia. Fueron pues los franceses -no está de más resaltarlo- los que destinaron una parte de su presupuesto de cultura para pagar ese carísimo montaje. Nuestro montaje es mucho más modesto, no creo que Ödön von Horváth, como Shakespeare, Büchner, Beckett o los grandes dramaturgos de la historia necesiten de grandes aparatajes para ser llevados a la escena. En cualquier caso, y para no desviarnos del asunto, sentí mucha envidia y también admiración por una sociedad que usa el dinero público para hacer montajes que, como El divorcio de Fígaro, nos cuestionan como seres humanos, nos recuerdan lo tenebrosos que podemos llegar a ser y ejercen de la mejor manera posible una de las principales misiones del teatro y el arte en general: hacer autocrítica, severa pero necesaria autocrítica de nuestra sociedad. 
Mañana, 21 de Noviembre, se cumplen precisamente seis años de la muerte del compañero y maestro Fernando Fernán Gómez. En una suerte de celebración inversa, de ironía digna de una ciudad que no se respeta a sí misma, a su cultura, a su historia ni a los ciudadanos que –como Fernando- decidieron vivir en Madrid y regalarles su arte, el Ayuntamiento, del que usted es máxima representante, decide quitar el nombre de Fernán Gómez al teatro así rebautizado en su momento para –supongo- honrar a uno de los pocos “madrileños” que ha sido Académico de la Lengua, Oso de Plata al Mejor Actor en Berlín en dos ocasiones, Premio Príncipe de Asturias de las Artes, Premio Nacional de Teatro, Premio Nacional de Cinematografía, Premio Goya en no sé cuántas ocasiones, Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio a título póstumo, etc, etc…
Creo que Fernando Fernán Gómez no perdería demasiado tiempo viendo cómo retiran las letras de su nombre de la fachada de ese teatro todavía –creo- municipal y cruzaría con cara de póker el Paseo de Recoletos buscando que el sol del invierno le calentase la melena y un whisky le calentase el cuerpo en el Café Gijón. Pero, claro, me surgen preguntas, sencillas preguntas que hacerle a usted, Sra. Alcaldesa de esta pobre y castigada ciudad:
¿Hay alguien en su Ayuntamiento, incluyéndola a usted, que se acerque ni por lo más remoto a un currículo semejante al de ese hombre? 
¿Realmente cree usted que tiene potestad, atribuciones –éticas, que son las que realmente importan al fin y al cabo en la vida, porque usted, estoy seguro, se considera y es una mujer honrada y entregada a hacer de Madrid una ciudad cada vez más grande-, realmente cree usted que hay alguien, incluyéndola a usted, que pueda acercarse a lo que Fernando Fernán Gómez significó, significa y significará para la cultura de esta ciudad?
¿Cuánto cuesta la retirada de esas letras? Porque le vuelvo a recordar que soy capaz de trabajar con presupuestos muy muy ajustados. Y conozco much@s profesionales que también lo son.
¿Cree usted que ese cambio es “bonito”, necesario, que engrandece la ciudad, que favorece la concordia, que ayuda realmente en algo?
Hablando ahora de las atribuciones que su cargo le confiere, por supuesto, ¿quiere usted que se la recuerde como la Alcaldesa que quitó el nombre de un hijo ilustre de la ciudad, del que se puede presumir en todo el mundo visto su historial y producción, a un teatro al que ustedes –y cuando digo ustedes me refiero a ustedes los “populares” -pusieron ese mismo nombre? 
¿A qué razones obedece ese cambio? Porque lo argumentado de que la anterior denominación de Centro Cultural de la Villa es más “popular” y ha permanecido en la memoria de la gente, se sostiene difícilmente a nivel popular –en el sentido valioso, me permitirá decirlo, del término-. Una ciudad debe presumir de los miembros destacados de su pueblo. Nuestra única patria, señora Alcaldesa, es el pueblo y nuestro legado el recuerdo del poco o mucho amor que conseguimos sembrar durante nuestra permanencia en este mundo. Los cargos, supongo que usted lo sabe, y todo lo demás, arden en el fuego del olvido. Hay excepciones, claro. Supongo que usted sabe también que Madrid, en concreto, presume mucho de algún alcalde que se ganó al pueblo –jóvenes, viejos, artistas o no- por su cariño, simpatía, amor por la cultura y su recuerdo permanecerá siempre en el corazón de los madrileños.
Todas estas obviedades que usted sin duda conoce y pondera, porque estoy seguro de que quiere lo mejor para su ciudad –usted también es madrileña- ¿le causan algún tipo de problema? ¿Es consciente de que su primera responsabilidad debe de ser defender a los madrileños, sobre todo a los ilustres, su nombre, su legado, su ejemplo? ¿Sabe usted, real y honestamente, que si se diera el caso –por ahí circulan rumores y el documento en el que la recién creada empresa Madrid Destino pone de manifiesto su sentido e intenciones podría certificarlo sin duda- de que el Ayuntamiento, con usted al frente, dejara SIN TEATROS PÚBLICOS MUNICIPALES a Madrid pasaría usted a la historia de esta ciudad como la persona que vendió, literalmente, el teatro público a unos cuantos mercaderes? 
¿Respondería esa venta a motivos ideológicos, escrupulosamente éticos, cree usted que sería lo mejor para esta ciudad? ¿La considera realmente popular –en el sentido de amor a su pueblo madrileño, como usted sin duda siente- u obedece a otro tipo de razones? ¿Qué razones son esas si las hay? Por favor, quiero conocerlas. 
¿No le da envidia de los franceses que cogen a un autor extranjero, lo convierten en francés y lo proyectan al mundo –y con él la imagen de su país como aglutinador de culturas y personas-? ¿No cree que la cultura madrileña podría ser una industria potente y rica con la que crear marca, puestos de trabajo? Madrid siempre fue alegre y multicultural. Ahora no lo es, su imagen exterior es pésima y usted lo sabe.
¿Por qué diría usted que está Madrid de moda hoy en día?¿Cree que venderle el teatro a alguien que, lógicamente, buscará su propio beneficio es el mejor servicio que puede usted prestar a esta –su- ciudad? ¿Realmente lo cree? 
Disculpe usted, señora Botella. Me he desviado de Fernando Fernán Gómez, artista, de El divorcio de Fígaro y de todo lo demás porque hay un océano de preguntas que me brotan y que me gustaría hacerle. 
Si su visión de la vida fuera tan radicalmente opuesta a la de la gente de la que he aprendido, con la que he llorado, me he reído, que me han estimulado a seguir en este mundo y le han dado un sentido a mis días; si usted fuera tan “distinta” a esos madrileños –de nacimiento y adopción- que me han enriquecido con sus creaciones y actos, permita que le diga que sentiría miedo. Miedo de pensar que el gobierno de nuestra ciudad está en manos de alguien cuyos motivos no obedecen para nada a la humanidad y el amor a la cultura, sino a otro tipo de intereses, desconozco de qué signo. O que el gobierno de nuestra ciudad está en manos de alguien que no tiene en cuenta nada de lo que he dicho anteriormente y CREE que lo mejor para su ciudad es esos cambios de nombre, esas privatizaciones, etc. Quiero suponer que usted siente compasión por la gente que se queda sin trabajo, que le gusta ir al cine o al teatro –yo mismo he actuado para usted en cierta ocasión-, se respeta a sí misma e intenta que la institución que coyunturalmente dirige lo haga de igual modo. 
Usted – a menos que la Wikipedia mienta y si es así, hágaselo corregir- ha sido y es casi exclusivamente funcionaria PÚBLICA. Su carrera profesional la ha desarrollado en la Administración Pública (Ministerio del Interior, Ministerio de Hacienda, Delegación de Hacienda de Valladolid, Ministerio de Obras Públicas, Gobierno Civil de Logroño…) ¿No le gustaría que sus hijos tuvieran el mismo acceso que ha tenido usted a un puesto de trabajo, a una cultura pública económica y de calidad? ¿O prefiere para ellos un cargo bien remunerado en una empresa privada al servicio de, por ejemplo, algún octogenario de pelo teñido que tiene una novia de veinticinco y sus intereses? ¿Está usted agradecida a esas Administraciones que la han acogido durante su viaje o cree que hay que trocear esa propiedad pública –popular- y dejarla en manos de unos cuantos? Es mentira que lo privado tenga más calidad o sea más barato. Mire usted Movistar, Repsol o lo que quiera usted mirar. Ni tienen más calidad ni son más baratos que si fueran empresas públicas, se lo aseguro.
Me conformaría con que me respondiera a un par de estar preguntas. 
Los "gestores" que tiene usted en el Área de Cultura del Ayuntamiento, ¿quiénes son?, ¿de dónde vienen?, ¿qué experiencia tienen en el ámbito de la cultura? ¿con quién han empatado? Por favor, no piense en sus conciudadanos como imbéciles sin remedio.
Y ahora me despido con una frase de Fernando Fernán Gómez, ¿lo recuerda? El extraño viaje, El viaje a ninguna parte, Las bicicletas son para el verano, El espíritu de la colmena, Bélle Epoque, El mundo sigue, Pim, pam, pum… ¡fuego!, La colmena… 
Fue velado entre tangos en el Teatro Español. Teatro municipal, creo 
“ Hay dos maneras – quizás más, pero yo no las conozco – de que el hombre, los hombres, se defiendan de aquellos de entre ellos mismos que se afanan, en defensa de sus propios intereses, en privar a los demás del que debe ser su bien más preciado, el único que les permite identificarse con ellos mismos: la libertad. "

domingo, 17 de noviembre de 2013

EN APOYO A LOS TRABAJADORES DE MADRID DESTINO

La Plataforma en defensa de la Cultura ha emitido el siguiente comunicado en apoyo a los trabajadores de Madrid Destino
Ciudadanos de Madrid:
La Plataforma en Defensa de la Cultura, integrada por más de 50 asociaciones culturales, de ocio y espectáculo, quiere manifestar su absoluta repulsa ante las opiniones manifestadas por escrito por el nuevo Consejero delegado del Consejo de Administración de la empresa Madrid Destino con fecha de 13 de noviembre de 2013..,, D. Pablo del Amo,  ante el anuncio de este último  acerca del proceso de  transformación de Madrid Destino Cultura Turismo y Negocio, hasta el momento pública, en una empresa pública-privada, con el consiguiente anuncio de la privatización de  los teatros y espacios culturales que gestionaba Macsa.
En esa misma reunión  se anunció también el cese del delegado madrileño de Las Artes, Deportes y Turismo Fernando Villalonga y los nombramientos de Pedro del Corral como su sucesor y de Pablo del Amo como Consejero-ejecutivo de la macroempresa municipal Madrid Destino Turismo Cultura y Negocio S.A , fruto de la fusión entre MACSA y Madrid Visitors  y que ha dado lugar a Madrid Destino Turismo Cultura y Negocio S.A..
Esta decisión de Pablo del Amo, personaje sin experiencia en el ámbito de la cultura, pero con un amplio currículum en negocio y despidos a raíz de sus cargos como consejero en empresas privadas y como delegado de Madridec, donde ha impulsado el ERE que afecta a la mitad de la plantilla –38 trabajadores– y como directivo de Repsol YPF, donde se llevó por delante a 25.000 trabajadores durante el proceso de fusión, supondría la inmediata puesta en manos privadas del Teatro Municipal Fernán Gómez, el Circo Price, las Naves del Matadero y determinados  espacios  del  Conde Duque,a lo que se uniría el despido de 400 trabajadores, prácticamente la totalidad de la plantilla.
Los citados espacios han sido pagados y mantenidos con el dinero de los madrileños y ahora, sin contar con ellos, serán malvendidos a empresas que, a juzgar por el conflicto de la huelga de recogida de basuras –un modelo similar de privatización-, no parecen augurar una mejora en su actividad cultural. Si el modelo escogido para gestionar la cultura por parte del Ayuntamiento es el del infausto Madrid Arena, alquilado a un empresario “afín”, podemos hacernos todos una idea de lo que le espera a la cultura madrileña.
 Estos espacios, gestionados y programados correctamente pueden ser rentables. Solo la ignorancia y el continuo atropello de lo público por parte de la administración municipal pueden servir de coartada para tamaña tropelía.
 Atención, madrileños. Esta decisión deja en manos de intereses privados el ámbito cultural de la capital que, por mandato de sus ciudadanos, debería ser responsabilidad única de los actuales gestores. Pero estos, más preocupados por la rentabilidad económica y por realizar negocio con empresas amigas, amenazan con adocenar la cultura, rebajar su nivel y brindar a sus ciudadanos una buena “relaxing cup of basura cultural”, sin respetar además la labor y experiencia de quienes han sacado para adelante estos recintos durante muchísimo años: sus leales trabajadores.

viernes, 8 de noviembre de 2013

SOBRE EL ANTERIOR ARTÍCULO


Parece ser que tras el desafortunado email que se envió a las secciones de Mantenimiento, hubo revuelo entre los eléctricos y ello provocó una conversación entre los representantes legales de los trabajadores y la dirección.

En ella se intentaron acercar posturas, y se pidió una rectificación al correo electrónico que originó este revuelo.

Esta rectificación llegó, y hasta hace unos minutos no habíamos tenido conocimiento de ello.

Si el email causante de todo tuvo una rectificación, creemos de justicia rectificar nuestra anterior entrada, y pedir perdón si hemos herido las sensibilidades de los implicados.

Lamentamos los daños ocasionados a ambas partes, trabajadores todos, desde los eléctricos que veían peligrar sus puestos de trabajo, hasta la dirección, si ha sido un equivoco como parece, pasando por los intermediarios que se han visto involucrados en este fuego cruzado.

CURSOS DE FORMACIÓN



Parece mentira que después de tanto tiempo esperando los cursos de formación y actualización que se reclamaban para poder usar los nuevos equipos que el personal técnico está obligado a manejar con los desplazamientos por los distintos centros,  por fin se van a impartir. 

Nuestro querido director técnico, Don Francisco Ruiz Ariza, Paco para sus amigos,  se ofrece voluntaria y desinteresadamente a dar en dos lunes,  (días de descanso del personal de escena) unas clases de manejo básico  de las mesas de luces.

Hasta aquí todo perfecto, el problema llega cuando estos cursos están enfocados al personal de mantenimiento de los centros,  con la clara intención de, "por si en alguna ocasión no hay personal de luces  en los teatros (principalmente los lunes) y podamos ser capaces de encenderlas, apagarlas y un manejo básico de las mismas"

Peor aún es, que el que con estas palabras se expresa, no es otro que Joaquín del Amo, Jefe de Mantenimiento y Servicios del Teatro Español, miembro de nuestro Comité de Empresa.
Nunca nos podíamos imaginar que un representante de los trabajadores pudiera menospreciar así el trabajo de sus compañeros, con la única intención de salvar su culo y quedar bien con la dirección de la empresa.

Aquí empieza la táctica del “No hay problema”, “Yo lo soluciono”. 

Como dijo el tristemente celebre Sr Munarriz, “si hay que despedir que se despida”, si hay  que pisar a quien sea necesario para quedarme yo, lo pisoteo. Esta parece ser la forma de pensar de algunos de nuestros jefes, que por fortuna, poco a poco ya van cayendo.

Nos indigna sobremanera que el Sr. Ariza se permita ningunear una profesión que hasta hace muy poco era la suya, pues recordemos que el fue eléctrico y posteriormente Jefe de Eléctricos del T.Español.

¿Paco, que hubieras pensado si cuando tú eras eléctrico, tu jefe, hubiera instruido y permitido que personal ajeno a tu sección utilizara tus equipos?
¿Habrías pensado como lo piensan los electricos hoy, que alguien les está saltando? ¿Qué con esto se potencia el intrusismo profesional? ¿Qué así menoscabas sus derechos, y less quitas la posibilidad de llevar un dinero extra a casa para poder dar de comer a sus hijos?

Y ponte en la otra parte, no ya la del eléctrico que está indignado y con razón, con esta oferta “desinteresada”, si no en la del personal de mantenimiento, que se ve entre la espada y la pared.
Sus principios morales (porque algunos todavía los tenemos) le dicen que no debe hacerlo, que eso es labor de otros compañeros (porque para otros, todavía tenemos compañeros y estamos dispuestos a luchar por ellos), pero por otra parte está el miedo a señalarse, el miedo a las represalias si no hacen el curso “totalmente voluntario” que su Jefe (en vez de negarse a que lo hagan) les oferta.

Suponemos que ese era el principio de la polivalencia que se intentaba reflejar en el acuerdo del ERE:  Da igual lo que sepas hacer, da igual que no lo sepas hacer, si yo te lo ordeno, te callas y me obedeces.